La atención de la Reina a la Princesa y la Infanta siempre que están en publico , termina siendo un cúmulo de gestos todos ellos emblemáticos, que utiliza para comunicarse con ellas y que en su exceso resultan innecesarios. La Princesa y la Infanta, de cuna Real, crecen con la naturalidad de un protocolo que seguirán de por vida y que no resultará en ellas ni artificial ni rígido , por sus edades la espontaneidad las dulcifica .
Es fácil confundir el mensaje que quiere transmitir la Reina , empieza a alejarse del papel de una madre protectora y atenta con la Princesa y la Infanta , para proyectar la de una persona demasiado controladora o incluso puede interpretarse como una actitud poco respetuosa cuando interrumpe para corregir pues distrae la atención tanto de ellas como de todos del acto al que están asistiendo.
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